La democracia influenciada por las redes sociales

Luisondome

Ilustración: STEPHAN SCHMITZ/FOLIO ART

En el día de ayer, un número especial de Science ofreció un editorial firmado por H. HOLDEN THORP, y varios artículos bajo el epígrafe de “La democracia interceptada” (VOL. 381, NO. 6656. Nadie tiene dudas hoy en día de la capacidad de las redes sociales en influenciar a amplias capas de la sociedad. Los casos de Cambridge Analytica que recopiló datos de millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento para utilizarlos principalmente con un fin de propaganda política el referéndum del Brexit, o las elecciones americanas que ganó el Partido Republicano, y que llevó a Donald Trump a La Casa Blanca, son buenas pruebas de ello.


Es por esto por lo que los partidos políticos de las democracias hoy hacen todos ellos un uso profuso de las redes sociales para hacer llegar sus mensajes a través de sus grupos de afines, si bien por estas redes también circulan un buen número de Fake News lanzadas a la red de redes por grupos o individuos con intereses espurios, lo que dio lugar a la aparición de numerosas agencias de verificación. Todas estas partes interesadas tienen un único fin: la extensión del mensaje y el control de este de la manera mas amplia posible.


Portada de la revista


La llegada de las redes sociales cambiaron para siempre la forma en que nos informamos. Una gran mayoría de las personas confían en sus redes para ponerse al día, y Facebook es la más popular de dichas redes sociales. Varias de las plataformas de Facebook, especialmente Instagram, se financian a través de anuncios y generan tantos ingresos cuanto más tiempo pasan los usuarios en sus plataformas. Para hacer que las plataformas sean atractivas y aumentar el tiempo que los usuarios pasan en la red, las empresas de tecnología operan con modelos comerciales incentivados por algoritmos que están diseñados para llevar el contenido mas llamativo a la parte superior de los feeds de los usuarios, y de esta forma tratar de captar la atención de este, e intentar que puede volverse "viral" al estimular el "compromiso" a través de la participación con la aportación de comentarios, o bien clickando en me gusta o en compartir.


Pero un modelo de negocios que prioriza los “algoritmos de participación” representa una amenaza para la democracia. Los algoritmos utilizados por la empresa recopilan información sobre los intereses de los usuarios para darles más de lo que quieren ver, y esto podría conducir a una polarización cuando los algoritmos ofrecen contenido emocionalmente evocador, que utiliza un lenguaje divisivo o incendiario. Este proceso puede tener consecuencias en las urnas, y es cuando menos un elemento controvertido. En una democracia que funcione correctamente, las personas deben conformar sus creencias políticas a partir de noticias precisas y veraces, pero la arquitectura de las redes sociales puede dejar a los partidarios aislados en fuentes de noticias sesgadas, expuestos a la información errónea (fake news), y formando grupos de personas de ideas afines que refuerzan sus actitudes. Las soluciones propuestas para tratar de evitar este fenómeno incluyen la supresión de contenido compartido o el reemplazo de "algoritmos de compromiso" con otros que recomiendan indiscriminadamente contenido en orden cronológico inverso.


Una colaboración pionera entre académicos independientes e investigadores de Meta, que tuvieron acceso a los datos internos de Meta durante las elecciones presidenciales de EE. UU. de 2020, exploró estos posibles controles. Las investigadores formularon preguntas apremiantes sobre el impacto de las plataformas de Meta en la polarización, el conocimiento político, las actitudes y el comportamiento. Las empresas tecnológicas tienen la responsabilidad pública de comprender cómo las características de diseño de las plataformas pueden afectar a los usuarios y, en última instancia, a la democracia. Ha llegado el momento de poner en marcha los cambios y las reformas necesarias.


Wagner, quien fue el relator independiente del proyecto, se encargó de monitorear la efectividad de las pautas y afirmó: “La barrera que otorga a los académicos los derechos de control sobre los diseños de investigación y la interpretación de los resultados es una que realmente genera… confianza en lo que sucedió aquí. Pero Meta estableció la agenda en una variedad de formas que afectaron la independencia de los investigadores”.


Fuente: Science


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