Una nueva encuesta de Edelman Trust Institute revela una gran descnfianza en la renegociación de un nuevo contrato social

Informes

 

Los contratos nos ayudan a organizar nuestras relaciones, tanto entre nosotros como con las instituciones. Uno de los más fundamentales es el contrato social: el acuerdo implícito y evolutivo sobre lo que las instituciones hacen por nosotros y lo que nosotros, a su vez, haremos por ellas. Lo cuenta Theresa Peterson, Investigadora principal del Edelman Trust Institute.

Una encuesta reciente del Edelman Trust Institute preguntó a 4.000 personas en Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos cómo la pandemia de COVID-19 cambió la sociedad. En el estudio esta vez no participó España. Los resultados obtenidos en estos países revelaron una ruptura en los términos de intercambio y la necesidad de renegociar el contrato social.

Una de las promesas fundamentales que hacen las instituciones, todas, es que nos mantendrán seguros, pero no confiamos en que las instituciones cumplan precisamente con eso. Los encuestados afirmaron que, en caso de una futura pandemia, solo confían en su empleador para garantizar su seguridad, tanto a ellos como a sus comunidades. Se desconfía activamente de otras instituciones (empresas, gobiernos, medios de comunicación y ONG).

Este incumplimiento institucional influye en lo que estamos dispuestos a devolver a la sociedad. Cuando la seguridad no está garantizada y creemos que la próxima generación estará en peores condiciones, tener hijos implica asumir un riesgo enorme. Debido a la pandemia de COVID-19, el 18 % de las personas de entre 18 y 34 años en Brasil, el 36 % en India, el 21 % en el Reino Unido y el 27 % en Estados Unidos han decidido no tener hijos.

Necesitamos un nuevo acuerdo entre individuos e instituciones que defina expectativas, roles y beneficios mutuos. Sin esto, nuestro futuro está en juego: no estaremos preparados para una futura pandemia y las generaciones futuras podrían renunciar a la crianza. Para lograr negociaciones constructivas, los líderes institucionales deben:

  • Escuchar y aprender: Identificando cómo sus acciones impactaron a las personas durante la pandemia y las áreas en las que se comportaría de manera diferente en el futuro.
  • Siendo transparentes sobre lo que puede y va a ofrecer: apóyese en los puntos en que sus capacidades se superponen con su responsabilidad social.
  • Cumplir con las expectativas actualizadas: La acción genera confianza. El cumplimiento de los compromisos adquiridos afianza al político y a las instituciones.

Las negociaciones sobre un contrato social ya han comenzado en diversos países del mundo, menos en España, país en que no se negocia, se discute. Ayer pudimos ver un pleno del congreso en el que se ¿debatía? el como España incrementaría hasta el 2% de su PIB su contribución a la defensa europea. Aquello era un diálogo de sordos que se insultaban. Un lamentable espectáculo.

Cualquier día puede llegar el momento en que suceda algo que nos afecte a todos: un crac económico, un conflicto armado de gran envergadura, una sucesión de desastres climáticos que causan graves daños a territorios y personas, y nosotros no estamos preparados para afrontar estas amenazas. Si en estas circunstancias la confianza se pierde, la recuperación y la supervivencia se vuelven imposibles.

La confianza es la moneda de cambio de estas negociaciones, y en nuestro país esa confianza brilla por su ausencia. Si las instituciones y los gobernantes quieren ganársela, deben demostrarlo con hechos, y solo de esta manera se podrá volver a confiar en ellas.Lo que queremos y les pedimos los ciudadanos a políticos de izquierda y derecha e Instituciones, es que se sienten a hablar y a negociar  encuentren posuliones para la ciudadanía.

 

Fuente: Edelman Trust Barometer 2025

Comentarios

Entradas populares de este blog

Algo huele a podrido en el Parlamento Europeo

2024: el año en que la democracia afrontará su mayor reto en América

Lo que estaban haciendo Sánchez y Begoña en India, mientras la DANA destrozaba la Comunidad Valenciana