La batalla cognitiva, o como las élites manipulan nuestras mentes para su propio interés
Comunicación
Por Luis Domenech
La batalla ideológica, la política y la económica son un imperativo del momento. Aunque lo normal es que nos pase desapercibido, hoy día a los ciudadanos nos controlan mentalmente mediante mecanismos de persuasión psicológica muy avanzados, empleando medios y tecnología cada vez más sofisticada, manejada por profesionales especializados de diversa índole. Ya no solamente actúan sobre nosotros con la propaganda, la desinformación, la manipulación mediática o la guerra psicológica. Actualmente también nos someten a operaciones de influencia a través de diversos medios, de un modo tan furtivo, que es realmente complicado darse cuenta de cómo intentan conquistar nuestras mentes de forma permanente en lo que hoy se conoce como guerra cognitiva que no es nueva, pero que si a evolucionado para usarse hoy como una forma de actuación y confrontación que llevan a cabo tanto servicios de inteligencia como ejércitos e incluso la propia política y las empresas, para influir en sus propias áreas de interés y en las de sus adversarios, sino también en las poblaciones de ambos bandos, e incluso muy principalmente en la propia ciudadanía.
La guerra cognitiva es un nuevo tipo de conflicto que busca influir y manipular las percepciones, emociones, creencias y comportamientos de personas, grupos o sociedades, utilizando estrategias de información, tecnología y psicología para alterar la forma en que se interpreta la realidad y se toman decisiones. Esta guerra se promueve mediante herramientas como la propaganda, la desinformación, campañas en redes sociales, control de narrativas y uso de tecnologías digitales para amplificar divisiones y manipular opiniones públicas. La parte tecnológica del asunto comprende estos centros o granjas de producción masiva de mensajes que se reparten masiva e indiscriminadamente con el fin de manipular a la opinión pública.
La guerra cognitiva se diferencia de la guerra convencional porque su objetivo principal no es conquistar territorios, sino dominar la mente y moldear las opiniones colectivas y decisiones de la población o de líderes clave. Actúa como una extensión de la guerra de información y psicológica, integrando recursos de la psicología, la neurobiología y las ciencias sociales para perturbar la cognición de los objetivos.
¿Y como llevan a cabo esta manipulación?
- Mediante campañas de desinformación, propaganda y “fake news” para crear confusión, polarizar sociedades y moldear opiniones en procesos electorales o en situaciones de crisis.
- Maniobras psicológicas que explotan sesgos cognitivos, estados de ánimo y prejuicios, así como la repetición de mensajes y la creación de narrativas dominantes.
- Creación de “muñecos” mediáticos o incidentes distractores para desviar la atención pública de temas relevantes.
- Uso de figuras públicas e intelectuales para legitimar ideas y promover debates en espacios de influencia como medios de comunicación y universidades
Actuando así sobre nuestras mentes, las élites intentan conseguir un absoluto dominio social, de forma que toleremos las decisiones que adoptan los líderes, que lleguemos a odiar a los que nos dicen que son nuestros adversarios, y hasta impulsemos a nuestros dirigentes actuar contra los teóricos enemigos entre otros propósitos, además de conseguir que padezcamos con estoicismo los excesos y abusos de las clases dominantes, en una batalla que actúa sobre lo que tenemos más vulnerable: la mente, empleando para ello a profesionales de la psicología, la psiquiatría o la sociología, el periodismo, los influencers, etc., que saben perfectamente cómo dejar su mensaje a través de nuestras debilidades, como pueden ser las emociones, las pasiones y hasta los pecados capitales y la mala vida.
Asuntos como el negacionismo climático, el de la vacunación, etc., son terreno propicio para estas batallas. Nos obligan a que compremos lo que ellos quieren, a que pensamos lo que quieren que pensemos, votamos lo que quieren que votemos, bloqueemos a quienes no opinan como nosotros, siendo que por estos medios nos llevan como corderillos al redil que a ellos les interesa, donde predominan sus intereses. Son capaces de enfrentarnos a unos contra otros para neutralizar al adversario, y lo hacen hasta donde haga falta, si hay que echarse a la calle, pues se hace. Si hay que participar en manifestaciones violentas, pues se hace. No hay límites en la manipulación.
Es tan poderosa esta manipulación, que es capaz de cambiar la fisonomía de todo un país, incluso del mundo entero, y lo vemos constantemente. Si ponemos a España como ejemplo, podemos ver como esta polarización surgida tras la manipulación ideológica y de interés partidista, ha dividido a España en dos mitades enfrentadas la una contra la otra.
Comenzó a manifestarse claramente esta polarización en la etapa de Zapatero, aunque ya existía anteriormente, si bien no con tanta intensidad. La crisis económica la intensificó hasta tal punto que llegó a provocar un cambio de gobierno y el paso del anterior partido gobernante a la oposición. La corrupción en el PP ocasionó un nuevo salto cualitativo en la polarización del país, esta vez a cargo del PSOE, que llegó a echar al Gobierno de Mariano Rajoy del poder tras una moción de censura que salió adelante.
Entró entonces Pedro Sánchez en el Gobierno tras coligarse con otros partidos de extrema izquierda y con los independentistas catalanes y vascos, y cambió la terna del poder, los nuevos intereses pasaron a ser otros, y con ello la procedencia de la nueva corrupción, sumando a todo esto la sensación entre la ciudadanía del abandono de sus propios intereses (vivienda, protección social, etc), unido a la nefasta gestión política de la acción de gobierno y de la nula transparencia de este, rayana en la continua mentira, en las fake news, y en el relato lleno de falsedades y cargado de tendenciosidad destinado a ganar la batalla de la guerra cognitiva con las finalidad de hacerse con la opinión pública, y ese es el punto en que estamos actualmente.
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| Los investigados por presunta corrupción en el PSOE. Imagen: OK Diario |
¿Y todo esto, por que?
Pues porque el país está de “patas para arriba”, con sospechas de corrupción en numerosas administraciones del PSOE, con corrupción en el partido político al que se le investiga por posible financiación irregular, y otras pesquisas de la UCO y la judicatura que alcanzan hasta la familia del propio Presidente, un Presidente al que le preocupa mas la política internacional que los problemas internos de España, y cuyo único interés es el de perpetuarse en el poder, en la búsqueda de un reconocimiento internacional que no tiene, porque el reconocimiento nacional ya es imposible para él.
Ocupa de manera subrepticia las instituciones del país poniéndolas a su servicio, como es el caso de la Fiscalía General del Estado, el Tribunal Constitucional, las medios audiovisuales públicos (TVE y RNE) y diversos medio privados de tendencia afín. Esto a nivel nacional. Pero también tiene sometidas a su servicio algunas administraciones autonómicos, provinciales y municipales, como la Diputación de Badajoz o el PSOE de Extremadura, cuyo primer interés es el de proteger los intereses del hermanísimo -pendiente de juicio por los presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias- y de su mujer japonesa, o la Universidad Complutense de Madrid que se ha visto implicada por las maniobra de Begoña Gómez para promover sus negocietes que la han llevado a cometer presuntos delitos como son los de tráfico de influencias, corrupción privada, apropiación indebida, intrusismo profesional y malversación de caudales públicos.
Tienen además a dos secretarios generales del PSOE procesados, a un tal toldo y a una tal Leire Diaz, supuesta fontanera de partido. Bajo investigación judicial tienen, a un ministro del Gobierno y expresidente de Canarias con sospechas de corrupción, lo mismo que a la Presidenta del Congreso de los Diputados, bajo investigación están altos cargos de Hacienda, del Ministerio de Transportes, y con sospechas la Presidenta del Gobierno de Navarra y bajo investigación algunos de sus cargos, o al Fiscal General del Estado por haber ayudado a Sánchez a tocarle los bemoles a la Presidenta de la Comunidad Madrileña interviniendo en el proceso judicial de su novio con animo de perjudicarla. También hay un responsable de la recuperación e la DANA valenciana dimitido por haber cometido falsedad de documento público, y además aún no se nos ha olvidado lo de los ERES en Andalucía.
No es de extrañar que desde el PSOE se intenten evitar los daños reputacionales que todas estas mamandurrias le están ocasionando al partido. Es por ello por lo que aprovechan cualquier metedura de pata de la oposición para dejar en evidencia a la oposición resaltando la bondad de la gestión socialista en contraposición a las cagadas del PP, como es el caso de la mala gestión del cáncer de mama en Andalucía, los problemas sanitarios de Madrid, el caso del novio de la Presidenta Ayuso, la gestión de los incendios en las comunidades de Castilla León y Galicia, la flota en ayuda de Gaza, los intentos de cabrear a Trump por el gasto en defensa, la política relacionada con China, etc. Toda ocasión es buena para el PSOE para meter ruido en la opinión pública para que no se escuchen sus propias meteduras de pata.
Se acercan tiempos electorales, y no se pueden permitir perder los partidos políticos ningún área de poder, y a ser posible intentar sustraérselas al adversario, y es por esto por lo que necesitan manipular a la gente, porque su verdad, sus actos de corrupción, su acción de gobierno, han deteriorado la imagen de sus dirigentes hasta tal punto, que las encuestas les pronostican una debacle electoral en todas las instituciones que han de ser renovadas por el voto, tanto nacional, como autonómicas, provinciales y municipales. Está en peligro su presencia en dichas instituciones y su supervivencia como partido, y ellos lo saben, siendo esta la razón por la que ven justificado su falso relato centrado en la amenaza de "que viene la extrema derecha".
Pero el pueblo es sabio, y en la situación actual, pienso que quien mas y quien menos, prefiere un cambio de gobierno, sea el que sea, con tal de quitarse de en medio a los que han llevado el país a esta situación mintiendo constantemente a la ciudadanía. Ya nadie cree en el PSOE, y eso que hay una minoría sana entre sus componentes que si aportan a la prosperidad del país. Personas como González Page, o como Susana Díaz, y otros que hoy están en la segunda linea del partido, pero en la sombra, y que tienen vocación de servicio y son políticos honestos, pero se han cometido muchos pecados, y llega la hora de la penitencia y el castigo: pasar a la oposición.


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