El hundimiento del socialismo español y de lo que está a su izquierda
Luisondome
- En el 28M los españoles dictaron sentencia con su voto y condenaron a Pedro Sanchez con una pérdida de 400.000 sufragios.
- Pero Pedro Sanchez, que no se ha enterado, convoca elecciones generales, en cuya cita con las urnas perderá 4.000.000 de votos.
- Es que a los sordos y a los que no escuchan, o se les repiten las cosas dos veces, o se les habla mas alto para que se enteren de algo.
Ayer Pedro Sanchez reunió a sus huestes en una sala del Congreso; alcaldes, consejeros y presidentes de comunidades autónomas que han sido desalojados de sus sillones mostraban sonrisas forzadas y y algunos no lograban contener sus lágrimas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), puso en evidencia este miércoles que tenía los sentimientos a flor de piel y que el ánimo andaba flojo, como para iniciar de nuevo una pelea electoral, esta vez a vida o a muerte, a la que les estaba empujando su líder.
La resaca de la hecatombe electoral del 28-M presagiaba densos nubarrones en el horizonte electoral del 23-J, por la mala época para ir a votar, en pleno verano, con medio país de vacaciones, en medio de altas temperaturas (no solo políticas, sino térmicas), y durante la presidencia española de la Unión Europea (en Bruselas están muy preocupados), justo lo necesario para favorecer la abstención, lo que se habría de traducir en «codazos para entrar en las listas» ante la previsible merma de diputados que cosecharía el PSOE en las próximas elecciones generales con una alta abstención y la falta de motivación de sus electores.
Sabiendo que «las listas las hace Madrid» y que «no habría hueco para todos», el ánimo de la reunión de grupo era depresivo y pesimista, pues muchos de sus diputados y senadores saben ya que no repetirán y que se se van al paro, todo ello en medio de tristes despedidas y entre las denuncias de los «empujones» que propinaban algunos de sus compañeros territoriales por colarse en los primeros puestos de la lista.
Ante esta situación, ayer Pedro Sánchez intentó insuflar ánimos a su gente con un discurso provocador, muy de su estilo chulesco, en una arenga llena de dramatismo, llamando a la venganza en las urnas, y sumidos en el presente duelo derivado del desalojo en sus territorios. Pero la defensa de su «decisión en conciencia» sobre el adelanto electoral y su justificación de «no desentenderse» del resultado electoral de «personas a las que quiero», no resultó todo lo convincente que pretendía el equipo electoral de Sánchez. Pero los ánimos estaban como estaban, y más allá de la dirección del grupo parlamentario, que piensa que aún «hay partido» de aquí al 23-J, el diagnóstico de diputados veteranos socialistas es bastante más realista: «Estamos en la UCI, a ver si subimos a planta o nos pasan a observación».
«Nos vamos a meter una leche descomunal en las generales», sostienen los mas sensatos,pues aunque admiten que «el resultado no es tan malo» y que los escasos 400.000 votos que ha perdido el PSOE en estas municipales y autonómicas se debe a que «los alcaldes y los barones han resistido pero los socios no nos han acompañado». Se olvidan de que sus enemigos de la derecha han aumentado en mas de dos millones su colecta de votos. Además, las críticas al diseño de la campaña electoral «desordenada» son generalizadas y se fundamentan, entre otras cosas, en concederle una excesiva importancia a los trackings internos y encuestas que han fallado estrepitosamente. En el caso de la Comunidad Valenciana, los sondeos internos se desviaron hasta 4 puntos porcentuales en la estimación de voto del PSOE, lo cual suscitó la falsa percepción de victoria hasta el mismo viernes de cierre de campaña, pero a pesar de ello, la nueva campaña va a seguir bajo la dirección de los mismos.
Desde Moncloa explican que esto traerá consecuencias para la siguiente campaña electoral: «Ya nos dan igual las encuestas», culpando a los sondeos de condicionar el estado anímico de los 15 días de la contienda electoral en la que «no nos ha salido nada bien». Motivo por el cual la planificación electoral de esta campaña será distinta: ignorar los sondeos internos, evitar la distorsión demoscópica y centrarse en el mensaje, que previsiblemente será el mismo. Frente al eje del 28-M focalizado en vender gestión de los logros del Gobierno, en esta contienda el PSOE recupera la estrategia fallida de la alerta antifascista, renombrada así: «combatir la ola reaccionaria de la ultraderecha». Quizás confiaron demasiado en la veracidad de los sondeos del CIS de Tezanos, que después se vio que no acertó en siquiera una de sus predicciones.
Ahora, los diputados rasos, los miembros del partido y la gente de base, comienzan a pensar que sus dirigentes «No se han entendido nada. Eso no funciona. Ya pueden empezar a pensar en otra estrategia…». El temor a repetir errores del pasado activando un miedo a Vox que «no existe en la sociedad española», como se ha demostrado el domingo en toda España, pero también en las últimas elecciones autonómicas en Andalucía, Madrid y Castilla y León, y antes en las gallegas, genera inquietud internamente porque «no tengamos nada más ni mejor para ir a las urnas», pues los buenos resultados económicos no les han valido de nada, como tampoco las leyes sociales que sacaron adelante, ni los millones gastados en prebendas y subvenciones para ir al cine, o para que los jóvenes viajen en tren gratis y cosas parecidas.
Los socialistas se presentan ante los españoles con “mas de lo mismo”, lo que ya todos conocemos y hemos rechazado en las urnas, y no hay tiempo para construir una alternativa suficiente, mas aún cuando sus socios a su izquierda han sido borrados del mapa electoral, y cuando estos no tienen tiempo a construir una alternativa con un programa que sea creíble para los españoles, y agarrados de la mano de los partidos independentistas catalán y vasco, lo que rechazan la gran mayoría de los electores.
Lo dicho. Van camino de la hecatombe total, a la desesperada, y cerrando los ojos. Van camino de perder 4 millones de votos en una sola tacada.
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