Corrupción también es prometer algo para lograr el poder, y hacer lo contrario cuando se alcanza

Luisondome


El historiador católico británico John Emerich Edward Dalkberg Acton, más conocido como Lord Acton, dijo en 1887 una frase que aún hoy es muy conocida: "Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely" que traducido, viene a decir que el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Un caso reciente de alternancia en el gobierno, que pasa de la derecha a la izquierda, se ha dado en Colombia, que durante sus últimos 70 años de democracia, solo había tenido un gobierno de izquierdas con la Presidencia de Gustavo Rojas Pinilla entre 1953 y 1957. Es por tanto Colombia el país del mundo que mas tiempo ha estado gobernado ininterrumpidamente por la derecha, lo que ha permitido que la corrupción se instalara en las instituciones del país durante ese largo periodo de tiempo y siempre en las mismas manos, siendo la causa de la enorme desigualdad que hay en él. El discurso de Petro se dirigió hacia la necesidad de echar a la derecha del gobierno para reconstruir el país, acabar con la corrupción, y poner fin a la desigualdad, pero no es eso lo que el gobierno está haciendo, sino que está profundizando en la polarización de un país que ya estaba dividido, y que está agravando la crisis que el país está atravesando. 

Por otro lado, en España estamos en un periodo en que el gobierno de izquierda intenta renovar por otros cuatro años su mandato. Tanto en un caso, como en el otro, hemos asistido a los discursos previos a las elecciones por las que se alcanzó el poder tras la recolecta de votos. En ambos casos se pueden cotejar los discursos electorales con lo hecho tras las elecciones, para darse en ese momento cuenta de que en ambas ocasiones, el pueblo que les votó ha sido engañado, literalmente lo afirmo. 

En el caso español, dado el hecho de que el PSOE por si solo no tiene posibilidad de lograr la mayoría absoluta, se ve en la necesidad de negociar con partidos que pretenden la independencia de Cataluña y Euskadi de España, y del populismo de extrema izquierda que no esconde su simpatía por esta tendencia disgregadora y separatista. 

El problema no reside en con quien se está negociando, sino que es lo que se está negociando. Se sospecha, porque se ha extendido un tupido velo sobre el contenido de esas conversaciones, que se está hablando de conceder una amnistía para los políticos condenados por su sedición en el Proces, y del apoyo para hacer un referéndum vinculante solo en Cataluña para la autodeterminación del país, cuando lo que se está decidiendo afecta a toda España. Digámoslo de otra manera: se negocia la autodeterminación de Cataluña a cambio de los 14 votos, 7 de ERC y otros 7 de Junts, que Pedro Sánchez necesita para renovar su mandato otros cuatro años.


Ahora hablemos de Colombia. De Gustavo Petro es significativo el discurso que el Fiscal General de Colombia Francisco Barbosa dio ante el Congreso de la Asociación Industrial de Industriales de Colombia en Cartagena de Indias (ver el primer video). En el denunció la crisis institucional y social causada por las prácticas corruptas instauradas, por legislar en favor de criminales y terroristas de las FARC. La denuncia la hace un fiscal que ha tenido que pedir protección a las fuerzas de seguridad porque está amenazado por la guerrilla y los clanes de la droga.

En España, lo que está en juego en este momento es nada mas y nada hemos que la integridad del Estado como tal, y la protección liberación de quienes han atentado contra el, habiendo matado ciudadanos en el caso del terrorismo de ETA, y habiendo un intento de sublevación contra el Estado, alterando el orden público en Cataluña (ver el segundo video), y realizando un pseudo-referéndum que por si solo ya era un delito y una provocación al Estado, proclamando que lo que hicieron era su manera de solucionar un problema político, cual es el derecho a la autodeterminación y a la segregación del Estado.

La mentira y el engaño son las puertas de entrada a la corrupción

La llegada al poder es una enorme tentación para quien lo alcanza, sea del color político que sea la persona que a él accede, tanto que provenga de la derecha, extrema o no, o de la izquierda, extrema o no. 

Luis Huete, Profesor del IESE School, al que citaré varias veces afirma que "las intenciones y la naturaleza de las palancas con las que se ejercía el poder, determinan el dignificarlo, o por el contrario, corromper a los directivos". En otras palabras, no es que el poder corrompa en si mismo, es una herramienta y por lo tanto no tiene esa capacidad, son los hombres y mujeres que lo manejan los que resultan ser corruptos.

Añade el Profesor Huete: "Es una evidencia histórica que una facción importante de las instituciones humanas acaban cayendo en desgracia por la falta de virtudes de sus gobernantes. Las sociedades tienen problemas por el secuestro que las denominadas élites extractivas hacen de sus organismos".

Elites extractivasasí las llaman (será porque roban lo que no es suyo), y a este selecto grupo ingresa todo aquel que utiliza las instituciones públicas o privadas en su propio beneficio, o en el de su grupo afín, en detrimento y con perjuicio del bien común, saqueando los recursos que son de todos. El poder da acceso muchas cosas, pero para malversarlas hace falta tener ciertas cualidades: entre otras, la falta de escrúpulos es una de ellas, la falta de empatía con el pueblo es otra, el afán de enriquecerse apropiándose de los de los vienes ajenos también cuenta.

Quienes así se comportan, se apropian de las instituciones -como la Fiscalía general del Estado, el tribunal Supremo, el Constitucional, el INE o el CNI en el caso de España-, y paralizan la sociedad, da igual donde recalen, en territorio público, como un partido político, un sindicato, la judicatura o la policía; o en territorio privado, como una empresa del mundo financiero o en un medio de comunicación. Dependiendo de donde ejerzan su actividad, causarán a los ciudadanos un tipo de daño u otro. El robo, el engaño, el tráfico de influencias, la extorsión, son algunas de sus armas. Son algunas de las palancas que da un poder mal entendido.

Dice el Profesor Huete: "Los efectos nocivos del mal uso del poder provocan una patología cuyos síntomas son conocidos: indiferencia ante lo que otros piensan; frialdad hacia los sentimientos de los demás; pérdida del sentido del riesgo o de la proporción en el perfil de prioridades con el que se dirige la institución; instrumentalización de los ciudadanos para lograr los propios fines; tendencia a rodearse de personajes poco independientes intelectual y económicamente; juicio simplista, estereotipado, de los individuos y de los acontecimientos; sobrevaloración de la imagen y de las capacidades personales; conductas inapropiadas, como humillar en público y en privado, excesos relacionados con la comida, la bebida, el sexo, las drogas, etcétera". Creo que de esto ya hemos visto lo suficiente, tanto en nuestro país desde siempre hasta hoy -recordemos el reciente caso del Tito Beni- para entender de lo que estamos hablando, como en Colombia.

Es especialmente doloroso cuando la corrupción entra en las izquierdas, aquellas que se definen como progresistas, defensores de derechos y libertades, pero que cuando se corrompen, los únicos que progresan son sus políticos y su entorno, mientras que sus administrados continuarán igual o peor que antes. Es mas doloroso aún cuando su discurso para alcanzar el poder versaba sobre la restauración de la legalidad, el acabar con la corrupción y las desigualdades producidas por el anterior gobierno, dignificar las practicas del gobierno y sus instituciones y cosas por el estilo.

Una vez llegados al poder, podían haber elegido la forma correcta de ejercerlo, pero la tentación de ver la saca repleta de recursos les lleva al otro camino, el de meter la mano y comenzar con la extracción para enriquecerse ellos mismos en primer lugar. Lo que pasa con las transiciones en el gobierno es un quítate tu que ahora me toca a mi. De ejercer el poder se trata, para el pueblo juerga y futbol para que estén contentos.

De este tipo de experiencias repetidas, se instauró en toda la población la sensación de que todos los políticos son corruptos, sean del signo que sean, y por lo tanto da igual a quienes elijamos, los ciudadanos seguirán padeciendo los excesos del poder.

¿Hay entonces alternativa?, me pegunto. Si la hay. Habría que elegir un líder capaz de gobernar para el bien común; convertir a los tenedores del poder institucional en una élite simbiótica, integrada por personas con fuertes convicciones y virtudes. Sus armas son la suma de valores, el sentido del bien y del mal, la voluntad para decir «no» a las gratificaciones instantáneas de naturaleza disfuncional y la capacidad de engendrar relaciones colaborativas basadas en la confianza, en la reciprocidad y en el respeto mutuo. Solo de esta manera se puede sustituir a una élite extractiva por una simbiótica. En elegir bien estaría por tanto la solución.

Montesquieu decía: «Es una experiencia eterna que todo hombre revestido de poder siente una inclinación a abusar de él, yendo hasta donde encuentra los límites». Si Montesquieu lo hubiera dicho ayer, pensaría que estaba hablando de Pedro Sánchez, nuestro presidente en funciones, y del que se está diciendo que está prometiendo a quien le ayude a alcanzar la mas alta institución de gobierno del estado, lo que sea, sobrepasando leyes de todo tipo y condición con tal de alcanzar el poder. De Sanchez es sabido que es un mentiroso compulsivo, que tiene por costumbre prometer lo que no piensa cumplir. Pero es que si no es por esta vía corrupta de negociar la investidura, no habría otra forma de poder renovar su mandato, y de conservar las poltronas de los suyos para otros cuatro años. 

Decía Maquiavelo, «Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos». Aparentar sin serlo, es una mentira. Y ya sabemos quién es el padre de la mentira.... Alguien dijo que "lejos del poder hace mucho frío", mientras que en las instituciones se está muy calentito y muy tranquilo. Les merece por tanto corromperse, si es necesario para conseguirlo.





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