Sánchez y Maduro, tal para cual...

Luisondome

Imagen: Alejandra Svriz

Si os fijáis bien, veréis que Pedro Sanchez se parece a Nicolás Maduro mas de lo que todos pensamos. Pero no solo se puede constatar mirando la foto que son como dos gotas de agua, sino comparando el comportamiento de uno y otro a la hora de hacer política, o su manera de ejercer el poder. En ambos casos, el poco respeto a la Ley, al Parlamento, a los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos, los sitúan a ambos en el mismo nivel.

Ambos son de izquierdas, ambos son populistas, ambos se afianzan al poder como las ladillas. Ambos, que inicialmente se consideraban socialdemócratas, acabaron abrazando el ultra socialismo o socialismo extremo, desechando el sustrato liberal característico de la socialdemocracia. El pluralismo político es despreciado por ambos: "aquí se hace lo que yo digo". Se gobierna a golpe de Decreto-Ley, ninguneando al resto de formaciones políticas, que despojadas de su derecho a la voz y al voto, no pueden evitar desde la oposición en el Parlamento los usos y los abusos cometidos por el Poder Ejecutivo. 

Se desprecia a la Instituciones pasando por encima de ellas, ignorándolas, o incumpliendo directamente sus dictámenes. Lo hacen, en el caso de Sánchez, con el Tribunal Constitucional, con el Tribunal Supremo, con el Consejo General del Poder Judicial, con el Consejo de Estado, con las Instituciones Europeas, y el el caso de Maduro, con las Instituciones equivalentes de su país, pero sobre todo eliminando a la oposición, bien encarcelándola, bien enviándola al exilio. En ambos casos se impone una interpretación militante de la Constitución para amoldarla los intereses de los suyos, y especialmente los de sus respectivos Presidentes. Socialismo Extremo antes que democracia. 

Dice Guadalupe Sánchez, abogada y articulista: "Cuando el legislador confunde deliberadamente el interés propio con el de los ciudadanos, y apela falsamente a la convivencia para obrar en su exclusiva conveniencia, las leyes dejan de ser garantía de igualdad, y se tornan en simples medios para la institucionalización del privilegio y de la arbitrariedad que alejan al pueblo de las instituciones, y lo empujan hacia el clientelismo de subsistencia. Y la quiebra de la igualdad lleva indisolublemente aparejada la de la legalidad".

Pues a esto es a lo que nos ha conducido el PSOE, que tras ser uno de los actores decisivos en el alumbramiento de la Constitución del 78 con Felipe Gonzalez y Gregorio Peces Barba, ha decidido ahora bajo la batuta del sanchismo, convertirse en el principal protagonista de su demolición, asumiendo los modos del populismo y los fines del separatismo.

Nos dijo Sánchez antes de las elecciones que no habría amnistía, que de relator nada, que de referéndum menos, y que la autodeterminación era algo que no sucedería en España. Mucho antes, también aseguro que traería a Puigdemont a España para ser juzgado. Es un bellaco mintiendo, y nos ha tomado el pelo a los españoles. 

No ha ganado las Elecciones Generales, pero se comporta como si así fuera en su intento de no salir de La Moncloa, desdiciéndose de todo lo que dijo, cuando no diciendo todo lo contrario, y troceando el país para que los representantes de los trozos le apoyen para lograr la presidencia del gobierno.

Estos representantes sólo obtuvieron en total el 6,79% de los votos emitidos, para conseguir únicamente 26 escaños de los 350 escaños de los que tiene la Cámara. pues son estos 26 diputados los que van a mandar durante 4 años en España, gracias a la debilidad de Sánchez de su PSOE, ellos mandarán como si fueran mayoría.

Para ello, se entrega a las minorías independentistas vendiendo el país, para que ellas progresen en su camino para abandonarlo, asintiendo a todas sus peticiones. Apagaron las luces en la sala de negociación con los independentistas para que nadie los viera. Extendieron un tupido velo y negociaron en voz baja tapándose la boca para que nadie supiera de que estaban hablando. Nos dijeron que todo se haría con transparencia y que pronto conoceríamos los términos del acuerdo, pero no todo se sabe. 

Lo que si sabemos es que Sánchez defendió por fin la amnistía explícitamente ante el comité federal. Los mismos socialistas que hace apenas unas semanas aseguraban que la amnistía no cabe en la Constitución, aplaudían a Pedro extasiados cuando propuso aprobarla «en nombre de España y de la convivencia». El PSOE mostró en el comité su verdadero rostro, regalándonos imágenes que podríamos calificar de vergonzantes. ¡Quien los vió, y quien los ve! El PSOE de Felipe Gonzalez se acabó con Zapatero, y Sánchez le acaba de descerrajar el tiro de gracia. Se acabó.

Es repugnante escucharlos, y no solo a Sánchez, también a Pachi López, a Bolaños, a Simancas, a Chimo Puig, a Espadas,  a Abel Caballero, a Isabel Rodríguez, a la Alegría del PSOE, a todos los estómagos agradecidos con puesto en las Instituciones, todos ellos están defendiendo ahora con la indignidad más sangrante y con la indecencia más absoluta las propuestas de Pedro Sánchez para que este se mantenga en el Poder.  

De nuevo Guadalupe Sánchez nos recuerda que "las piruetas argumentales del socialismo sobre la pacificación, la reconciliación y la convivencia en Cataluña para justificar la amnistía son pura basura, papilla vomitada por Moncloa sólo apta para el consumo de los más fanáticos que han delegado en el partido su capacidad de pensar y han renunciado a la vergüenza y a la dignidad. La realidad es que Pedro, su amado líder, está dispuesto a consagrar institucionalmente la impunidad de Puigdemont y a abrazar el relato del procés a cambio de los siete votos de ‘Junts per Catalunya’ para ser investido. Ni más, ni menos", y añade: "Voy a permitirme el atrevimiento de pedirles a los que profesan la religión sanchista que nos ahorren el bochorno de su destape político e intelectual -si es que alguno merece tal calificativo- para vendernos las bondades de la amnistía en nombre del progreso o del reencuentro con los catalanes. Métanse el relato por donde les quepa, que ya no toleramos más, y déjennos al menos velar en silencio el cadáver de la democracia que España pudo ser y no es".

Es notoria la necesidad que tiene el país de recuperar un partido socialdemócrata hoy por hoy inexistente, por la deriva tomada por el PSOE con Zapatero primero, y con Sánchez después, entre ambos ladearon al partido hacia la extrema izquierda y abrieron la puerta al separatismo. Hoy el centro izquierda y la izquierda no tienen representación, lo que deja a muchos ciudadanos huérfanos de representación política e ideológica en esta democracia, a la que con estos, poco le queda.

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