¡¡¡La que nos espera…!!! Sánchez se queda, y seguirá siendo el “puto amo” del país

Luisondome


¿Te lo digo…?, o te lo cuento. Cinco días con el país en vilo mientras Pedro Sánchez deshojaba la margarita. Al final resultó en lo que muchos ya sabíamos desde que leímos su plañidera carta, a tenor del conocimiento habido del personaje. En  mi caso, el sentir previo es que se quedaría, dado el apego de Pedro Sánchez a las prebendas del poder de las que abusa (subirse al Falcon para ir de A Coruña a Santiago de Compostela, por ejemplo), y del cargo, que le permite pasearse por el mundo pavoneándose en las cancillerías como si fuera un líder mundial, tal es el narcisismo que su persona porta y luce por aquí y por allá.


En su perorata televisiva desde la escalinata de La Moncloa, que por cierto comenzó errando en el saludo inicial: a las once de la mañana inicio su intervención televisiva diciendo buenas tardes. Tras dicho lapsus horario, nos ha conminado a la sociedad española a una «reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio». «Pongamos fin a este fango», ha continuado. «No se puede confundir libertad de expresión con libertad de difamación». «O decimos basta o esta degradación de la vida pública degradará nuestro futuro condenándonos como país», han sido algunas de sus frases. Escuchadas estas, yo no salía de mi asombro, pues son prácticas que tanto los socialistas, como sus adláteres practican contra todo aquel que se les opone. No se puede pedir a los demás lo que uno no está dispuesto a hacer.


Todo lo que nos pide para que nos regeneremos, es algo de lo que el carece Pedro Sánchez, y sus camaradas Oscar Puente, Marisú Montero, Patxi López, la Pilar que va repartiendo Alegría por el Continente, o Marlaska El Grande y otros, y si las cualidades que nos exigen, las tuvieran estos, pues podrían ponerlas en práctica, algo que hasta ahora evitaron hacer. Y para muestra, un ejemplo de regeneración: hace unas pocas horas que compareció ante los españoles, para colocarnos su discurso, y acto seguido se informa desde La Moncloa que esta noche será entrevistado Sánchez en la Uno de TVE, respondiendo al guión gubernamental de preguntas leídas por alguno de sus periodistas de cámara, como Intxaurrondo, o Xabier Fortes, por ejemplo. Una vez mas se hace una utilización espuria de una institución gubernamental, la televisión pública que es de todos, para colocados en un nuevo intento, una nueva dosis de su discurso populista para justificarse.


Hemos podido ver como sus compañeros socialistas con cargos respiraban tranquilos al saber que sus poltronas dotadas de buenos salarios y llenas de oportunidades de utilizar sus manos izquierdas, podrían seguir mangoneando progresismo a siniestro y siniestro, porque para el diestro solo seguirá habiendo continuos reproches, bulos para la mujer de Feijoo, y para lo que ellos denominan la "fachosfera".


Toda esta pantomima, no tuvo lugar por el amor a una mujer, sino mas bien por el amor al poder. A este no se le saca de La Moncloa de ninguna manera. Es mas, su último intento de entrar en escena, fue acudir al Palacio de La Zarzuela a informar al Rey de que ya estaba pensado y preparado para regresar al trabajo, como si esto fuera una obligación constitucional, tomando una vez mas a la Jefatura del Estado a pitorreo, como cuando hace unos días había recibido al Rey con las manos en los bolsillos del pantalón, en un gesto de pésima educación, y de desprecio al Rey y al país.


Dice que va a regenerar el país. ¡Vale!, pues que comience por regenerar a su hermano y a su mujer, y a algunos miembros de su partido, que supuestamente están ligeramente degenerados. Puede empezar por la regeneración dando las oportunas explicaciones que todos los ciudadanos estamos esperando escuchar, sobre los supuestos casos de corrupción que a estos se les atribuye desde las investigaciones de la prensa y los tribunales.


Dice que va a regenerar el país, pero todos pensamos en que esa regeneración se llevará a cabo reduciendo las capacidades del poder judicial, tercer poder del Estado, así como a la regulación de la prensa, el cuarto poder, para someter a los medios no afines a sus intereses. Nadie sabe como lo llevará a cabo, ni si será capaz de regenerar a un país adecuándolo a su gusto de gobernante autócrata. El tiempo nos lo aclarará. Pero a la vista de este deleznable espectáculo sufrido durante cinco largos días, yo espero que en España, y mas concretamente, en el Parlamento Español, y mas concretamente, en el Congreso de los Diputados que todos hemos elegido, haya 176 votos para acabar con este triste periodo de nuestra brillante historia, que no habla muy bien del comportamiento reciente de nuestra generación.


Sánchez es un peligro para el País y para Europa, y un hazme reír para el mundo. Señor: Líbranos del mal. Amen

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