La elección de Donald Trump como Presidente de los EE UU supone un duro golpe al intento de frenar el cambio climático
Politica
Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos. Su reelección puede suponer un duro golpe a la lucha global por la emergencia ecosocial y la defensa de los derechos humanos en el peor momento posible.
Aunque los europeos no tenemos voz ni voto a la hora de decidir quién se sienta en el Despacho Oval de la Casa Blanca, las implicaciones que tiene su elección van a resonar en todo el mundo.
La victoria de Donald Trump se ha basado en la desinformación, el negacionismo climático y las donaciones multimillonarias de las grandes compañías petroleras. Trump ha prometido cargarse de un plumazo las regulaciones ambientales, impedir la entrada de inmigrantes atacando los derechos humanos más básicos, desatar una ola de nuevos proyectos de fraking para la extracción de petróleo y gas bajo el lema “perforar, perforar, perforar” y se espera que se retire inmediatamente del Acuerdo de París sobre el cambio climático, justo en el momento en que más se necesita la cooperación internacional para abordar la crisis climática.
La semana que viene arranca la COP, donde los líderes mundiales estarán reunidos para tomar decisiones sobre el clima, pero el lobby de las grandes empresas petroleras ―justo en un momento en que la industria alcanza beneficios récord― estará presente, frotándose las manos ante la agenda pro-petróleo y anti-clima de Trump. Sabemos que van a intentar usar la victoria de Trump para presionar a otros líderes mundiales a diluir los acuerdos internacionales, estancar la acción climática y librarse de pagar miles de millones de euros por los daños climáticos que están causando. Vamos a exigir sin descanso a todos los gobiernos que rechacen las presiones obscenas del lobby fósil y nos defiendan de esta emergencia ecosocial con compromisos ambiciosos en esta COP. Cumplir el Acuerdo Climático de París es ahora más importante que nunca.
Desgraciadamente, aquí hemos sido testigos de la peor cara del cambio climático con los estragos de la DANA y del catastrófico mundo al que vamos si no reaccionamos. Estos episodios extremos nos muestran que la falta de ambición climática, cuando hay que tenerla, y la insuficiente reducción de emisiones de los planes que nuestros líderes tienen que negociar, están costando muchas vidas.
La reelección de un negacionista del cambio climático es un golpe demoledor, pero él solo es uno y nosotros somos un movimiento de millones de personas en todo el mundo.
Quienes creemos en el beneficio de la ecología y de la justicia climática, no vamos a callarnos ante la adversidad y vamos a resistir los intentos de hacer retroceder las políticas de protección ambiental y climáticas vigentes. Todos tenemos en mayor o menor grado un compromiso inquebrantable con el planeta, las personas y la democracia, y ningún gobierno ni empresa podrá interponerse como obstáculo en nuestra misión.
Puede que hoy nos invada la ansiedad, la ira y la tristeza, como es mí caso. Pero debemos resistir, dejar de hacerle la guerra a la naturaleza e invertir en nuestra supervivencia como especie creando sistemas adecuados para el mundo que viene. Los que hay, ya no nos sirven por insuficientes. El camino hacia un futuro más verde y en paz se ha vuelto un poco más oscuro, pero eso no significa que no podamos verlo, solo que tendremos que trabajar con más fuerza todos juntos.
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